Rodrigo Ávila
Pastor Plantador de Iglesia
Nací y crecí en la ciudad de Valparaíso. Desde que tengo memoria he profesado fe en Cristo de modo que no puedo decir con certeza cuando fui verdaderamente convertido. Pero puedo decir esto: Cada vez que me escapé de Dios para seguir una vida de pecado, Dios, como un Padre amoroso, providencialmente me puso en situaciones difíciles con el fin de traerme de vuelta a Sí
mismo.
Yo era miembro de una pequeña iglesia, en la que, de vez en cuando, se me dio la oportunidad de enseñar en una clase de escuela dominical o en el servicio principal. Fue después de una de esas ocasiones cuando consideré por primera vez en mi vida la idea de convertirme en predicador y pastor. Durante más o menos el mismo tiempo una piadosa, humilde y hermosa joven llamada Sheila, vino de Minnesota, Estados Unidos, a nuestra pequeña iglesia para trabajar como misionera. Cuando nos conocimos no estuvimos interesados en entre sí por diferentes razones. Pero con el tiempo y contra todo pronóstico nos hicimos amigos, nos comprometimos y nos casamos en Chile en enero del 2005. Vivimos en Chile durante un año y luego nos mudamos a Minnesota. Durante nuestro tiempo allí mi deseo de estar en el ministerio creció más y más hasta que estuve convencido de que fui llamado al pastorado. Concluí que si quería ser pastor, necesitaba algunos libros para prepararme para la tarea. Investigué un poco en internet y conseguí libros sobre hablar en público, apologética y plantación de iglesias. “Eso debería ser suficiente,” pensé.
Vivimos en Chile durante un año y luego nos mudamos a Minnesota. Durante nuestro tiempo allí mi deseo de estar en el ministerio creció más y más hasta que estuve convencido de que fui llamado al pastorado. Concluí que si quería ser pastor, necesitaba algunos libros para prepararme para la tarea. Investigué un poco en internet y conseguí libros sobre hablar en público, apologética y plantación de iglesias. “Eso debería ser suficiente,” pensé.
La mayoría de los pastores en Chile se entrenan a sí mismos. Así que mi plan era hacer lo mismo. Nuestra iglesia en ese entonces iba a apoyarnos para volver a Chile y plantar una iglesia. Las cosas iban según mis planes. Pero Dios tenía otros. Proverbios 16:9 dice, “La mente del hombre planea su camino, pero el Señor dirige sus pasos”.
Nuestra iglesia no fue capaz de apoyarnos a causa de la crisis financiera del 2008. Pero yo estaba tan apasionado por volver a mi país que estaba dispuesto a ir sin ningún tipo de apoyo, sin entrenamiento de verdad, y lo más pronto posible. Me gustaría decir que estaba siendo intrépido y valiente. Pero en realidad, estaba siendo estúpido e imprudente.
Debido a mi ignorancia sobre verdades bíblicas básicas fui atraído al movimiento “sensible al buscador.” Un día, buscando en el internet sermones de mi predicador preferido en ese entonces, encontré un video en el que un tal John MacArthur criticó la forma superficial en que este predicador presentó el Evangelio en uno de sus libros.
Al principio, yo estaba ofendido y molesto por las palabras de MacArthur. Pero no pude dejar de pensar en lo que dijo. Finalmente me di cuenta de que estaba en lo correcto.
Me entristecí al darme cuenta de que el Evangelio que estaba planeando llevar a mi país era un Evangelio falso y que un Evangelio falso sólo podía producir falsos conversos. Quise saber más acerca de este MacArthur. Empecé a escuchar sus sermones en línea. Providencialmente, me quedé sin trabajo y esto hizo posible que escuchara de tres a cuatro de sus sermones diariamente. Sólo me tomó un par de semanas para darme cuenta de que no estaba preparado en absoluto para ser un ministro. Así que me dije a mí mismo: “No voy a ir a ningún lado hasta que entienda las verdades más importantes de la Biblia.”
Luego me enteré de que MacArthur era el presidente de un seminario llamado The Master’s Seminary. Después de averiguar un poco, decidí matricularme en el 2010. Por la gracia de Dios, me gradué el 2015. Durante mi tiempo en California fui miembro de la iglesia Grace Community Church y empleado del ministerio Gracia a Vosotros.
Finalmente hemos vuelto a Chile. Mi deseo más profundo es que en Chile, y especialmente en Valparaíso, muchos conozcan a Cristo y vivan vidas que le honren como Señor y Salvador de sus vidas.
Espero que Dios me use para proclamar todo el consejo de Dios a los creyentes en la iglesia y para predicar el Evangelio a los no creyentes en la calle. Quiero estar envuelto en discipular a los creyentes para que se parezcan a Cristo y en evangelizar a los perdidos para que se vuelvan a Cristo.
Algunos de mis intereses son pasar tiempo con mi esposa, jugar con mis hijos, Ian, Evan, y Susana, leer, tomar café, jugar fútbol, y ver películas.
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